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“Pasada la crisis del Covid, no hemos aprendido la lección: los veterinarios volvemos a la invisibilidad”

Cecili Monerris, veterinario de área de Alicante, coordinó los centros de salud en la pandemia

Cecili Monerris no maneja curriculum vitae. Acumula casi cuatro décadas dedicadas a la seguridad alimentaria. Quien no lo conozca es porque no tiene relación con el sector. A nadie extrañó, de hecho, que en 2016 UPSANA premiara su trayectoria. Disfrutó de la experiencia vital de licenciarse en la Facultad de Córdoba y desde entonces ha ejercido tan pronto en el matadero como en un centro de salud pública (CSP), como veterinario de área. En febrero de 2020 era llamado por Sanitat para coordinar todos los CSP de la Comunitat, responsabilidad que no dejó hasta agosto de 2023. Menos de 30 días después de su nombramiento, estalló la pandemia.

”Fueron meses de desconcierto, de jornadas infinitas, que sacudieron al sistema sanitario como nunca”, recuerda. Nacido en Alcoi, residente en Sant Joan, tuvo que sufrir, justo en el momento de la eclosión de las reuniones telemáticas, las caprichosas exigencias de
la capitalidad administrativa valenciana. Los desplazamientos -demasiadas veces en coche- trataban de evitar “una red de transporte público indigna entre Valencia y Alicante”, señala.


Colaborador y asesor del Colegio de Alicante (Icoval) en seguridad alimentaria, saca tiempo incluso para las causas solidarias y la natación.

Pregunta - Marchó a estudiar a Córdoba, ¿cómo recuerda aquella etapa?.
Respuesta - De las mejores experiencias de mi vida. De repente, independencia, convivencia con personas diferentes a tu familia, una nueva cultura y una ciudad incomparable a la que vuelvo siempre que puedo, a la que debo hospitalidad y sobre todo, una profesión tan comprometida, que ha evolucionado mucho, salvo por un detalle, y es que el veterinario es una autoridad sanitaria sin cuyo papel como tal, la población no gozaría de tan buena salud.

P.- ¿Nunca se vio tentado por el sector clínico?
R.- Nunca, la verdad. Desde que me fui a Córdoba, siempre tuve claro que la vertiente a la que me quería dedicar era la que sigo haciendo desde hace décadas: la seguridad alimentaria.

Cecili Monerris posa en las escalinatas del Centro de Salud Pública de Alicante,

donde ejerce como veterinario de área desde 2006

P.- En febrero de 2020 fue designado Coordinador de todos los CSP, un mes después se declaraba el Estado de Alarma, ¿cómo fue aquella dura etapa?
R.- No hay calificativo posible. Aceptas un nuevo puesto con unos objetivos concretos y te encuentras con un situación para la que no estábamos preparados y que trastocaba los planes inicialmente previstos como, por ejemplo, la estatutarización del personal de salud pública, el implantar un sistema de guardias digno o el regular las condiciones de trabajo en festivos, nocturno o a turnos, que tanto afectan al personal veterinario, en particular a los de matadero. Fueron meses de desconcierto y de jornadas laborales infinitas que sacudieron al sistema sanitario como nunca y que puso sobre la mesa la necesidad de contar con un sistema de salud pública fuerte y cohesionado a todos los niveles.

Una vez pasada la crisis, parece que no hemos aprendido la lección y de nuevo tengo la sensación de volver a la invisibilidad social, a pesar de que seguimos enfrentándonos a brotes epidémicos o alertas alimentarias a diario. A ver si el reciente anuncio de la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública y la incorporación del concepto “una sola salud” se hace realidad y la profesión veterinaria juega el papel tan decisivo que le corresponde.

P.- ¿Qué fue más crítico, desde el punto de vista de su cargo de por aquel entonces, el confinamiento o la progresiva vuelta a aquella nueva normalidad?
R.- En realidad lo fue todo. Sentir que las medidas de prevención y lucha contra la pandemia propuestas en cada momento por los profesionales sanitarios eran cuestionadas sin ningún fundamento era descorazonador. Todavía hoy asistimos a debates estériles sobre la idoneidad de las campañas de vacunación o el uso de mascarillas en la prevención de la transmisión de determinadas enfermedades.

P.- Reside en Sant Joan pero aquella responsabilidad exigía estar en Valencia. Eran momentos de movilidad restringida. ¿Fue posible, es posible ahora, ejercer un cargo de tanta responsabilidad desde Alicante?
R.- Si cuentas con los medios técnicos adecuados, un equipo de personas coordinado y unos responsables que depositan en ti su confianza, diría que sí. Es más, el hecho de permanecer vinculado al Centro de Salud Pública hace que no se pierda la perspectiva ‘de la calle’, lo que es clave de cara a adoptar medidas organizativas o de gestión adaptadas a las necesidades reales.

Lo duro de vivir entre los dos centros de trabajo, es estar sujeto a una red de transporte público entre las tres principales ciudades de esta región, absolutamente indignos para una sociedad moderna como la nuestra.

P.- ¿Cómo describiría la reacción del colectivo veterinario, de su conselleria y en general, ante la pandemia?
R.- Magnífica. Había compañeras/os haciendo encuestas epidemiológicas, entrando a residencias con covid, vigilando el cumplimiento de las medidas que se dictaban… En resumen, saliendo del ámbito habitual de actuación y mostrando la polivalencia de una profesión con
capacidad de adaptación como pocas. Todo ello, contando además que se tenía que seguir garantizando la seguridad de lo que comemos. 

P.- Colabora con Icoval en seguridad alimentaria, fue decisivo a la hora de montar el sitio web sobre APPCC, que es hoy uno de los más visitados. ¿Qué le reporta el tener una relación tan estrecha con el colegio?
R.- Más allá de la relación personal tan estrecha e incluso de amistad, a estas alturas de mi vida profesional valoro mucho la seriedad en el trabajo, la coherencia de las decisiones y el compromiso con la sociedad y el colectivo. En ese sentido, notar que te representan personas permeables a considerar lo que propones y con un trato cercano y amable, hacen gratificante colaborar siempre que te lo piden.

P.- Es miembro también de la junta del club RC7, coméntenos esa faceta suya no tan conocida....
R.- Es una asociación que aúna natación en aguas abiertas y un compromiso solidario con proyectos tan motivadores como los pacientes oncohematológicos, las personas con discapacidad, la investigación contra el cáncer o las personas que no tienen techo, entre otros.
Cuando te acercas a conocer a las personas involucradas en estos colectivos la bofetada de realidad es tal, que todo lo que puedas hacer siempre parece poco y por eso en RC7 organizamos eventos deportivos con carácter solidario para recaudar fondos y dar visibilidad a
entidades como AEAL, UPAPSA, COCEMFE, Cruz Roja Alicante, Reacción Solidaria o ISABIAL.