"Permítanme que aclare este tema: el gobierno no va a prohibir ni va a restringir la tenencia de gatos." Con esta contundente declaración a la prensa, el primer ministro escocés, John Swinney, cerraba la polémica generada estos días en internet en torno a una cuestión que lleva años debatiéndose en Reino Unido: la del grave impacto que causan los gatos callejeros en la fauna silvestres y la exigencia de la comunidad científica de que se regule de forma más estricta las normas para la posesión de estos animales de compañía.