Licenciada por la U. de Zaragoza, ingresó como interina en Sanitat en 1995. Ya como funcionaria de carrera, entre 2003 y 2007 alternó las funciones de veterinaria de área con la coordinación del Centro de Salud de Valencia, responsabilidad que asumió en 2017. En julio de 2019 fue nombrada directora general de Salud Pública (SP) y Drogodependencias. Aquella decisión fue importante para la profesión, un ejemplo del sentido One Health que se le quiere imprimir, precisamente, al área que ella dirige. Se estrenó con la crisis de la listeria en Andalucía pero aquello fue sólo una anécdota comparado con lo que vino después con el Covid. Ofelia Gimeno se define ‘sólo’ como “mujer, madre y veterinaria”.
Preg.: Sabrá que desde este colectivo fue muy bien recibido su nombramiento, ¿qué cree que puede aportar a esta dirección como factor diferencial una veterinaria?
Resp.: La incorporación de la veterinaria a la Salud Pública (SP) es uno de los grandes avances de la segunda mitad del siglo XX. Todavía queda quien piensa que sólo nos ocupamos de la clínica de los animales. Actualmente en la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública, tanto esta dirección, como en la subdirección general de Seguridad Alimentaria, la coordinación de centros de salud pública y las direcciones de 8 de los 16 centros de SP están ocupadas por veterinarios y veterinarias, demostrando que tenemos capacidad de gestión y liderazgo en esta área.
P: ¿Cree que la Covid ha permitido proyectar mejor el trabajo en Salud Pública y la visión One Health??
R: Sí. Es importante para el colectivo de más de 1200 personas que trabajamos en SP, que la ciudadanía conozca que gracias a nuestro trabajo se realizan campañas de vacunación, se evitan intoxicaciones alimentarias, se detecta de forma precoz enfermedades como el cáncer, las infecciones de transmisión sexual o las de origen laboral, se trabaja contra la violencia de género, el tabaquismo, la obesidad, las adicciones, se controlan las aguas, la legionela... . Es necesario que todos los colectivos profesionales tengamos una visión global de la SP. Para mí ha sido un acierto la creación de nuevos cuerpos y escalas en SP, así como la incorporación de funciones de promoción de la salud en veterinaria. Tenemos un gran e interesante campo de trabajo a explotar. Una de mis metas ha sido mejorar la coordinación con los otros estratos del sistema sanitario, público y privado. La SP es la primera barrera de contención de la enfermedad. Cada euro bien invertido en SP genera un ahorro de entre 7 y 9 al resto del sistema. Pero para mejorar la gestión y optimizar recursos, es imprescindible una comunicación fluida con el resto de los estratos del sistema, como hemos venido haciendo.
La creación de sistemas de información y vigilancia de zoonosis multidisciplinares, así como de grupos de trabajo con expertos de distintos organismos y disciplinas es una asignatura pendiente de la SP. Queda mucho por hacer, pero la ‘declaración de Zaragoza’, en mi opinión, ha supuesto un impulso en el fortalecimiento de la SP con el compromiso de la mejora de la vigilancia de enfermedades transmisibles y no transmisibles, la salud animal, la seguridad alimentaria y la sanidad ambiental, con enfoque One Health.
P: Meses después de aterrizar en el cargo, sobrevino el Covid. ¿Cómo recuerda aquellas semanas?
R: Hubo una adaptabilidad inmediata a las nuevas tecnologías, reuniones telemáticas, grupos de trabajo dinámicos de científicos, políticos y personal sanitario. Cada rebrote era otro obstáculo, mermaba nuestras fuerzas a pesar de que, poco a poco, adquiríamos nuevos conocimientos y habilidades. Todo nuestro personal sanitario merece un reconocimiento y un respeto, pues su esfuerzo fue sobrehumano. En especial todo el equipo de salud pública, que trabajó sin descanso y continúa haciéndolo. Un intenso trabajo que se inició en coordinación con otras administraciones y que ha significado un gran avance. Se trabajó mucho y bajo una enorme presión por una pandemia sin precedentes, que puso al límite los recursos de la administración y a su personal. Debo confesar que pasé miedo y desazón, y me sentí caminando en terrenos pantanosos. Cada víctima tenía nombre, apellidos y familia. Unas cifras que son vidas truncadas.
P: ¿Cómo fue la reacción de los veterinarios ante aquella crisis?
R: Desde el primer momento, la proactividad del CVCV fue intachable y realizó un papel esencial en la canalización de las ayudas por parte de los compañeros clínicos. La profesión tuvo una actitud muy positiva y solidaria con la cesión de material sanitario. Pese a la incertidumbre y el miedo, las clínicas siguieron trabajando para dar un servicio esencial a la sociedad. Los veterinarios y veterinarias de SP cubrieron los requisitos de seguridad alimentaria, especialmente en la valoración de las medidas de prevención de los establecimientos, se volcaron en la gestión Covid en los centros sociosanitarios, centros escolares, cumplimentación de encuestas, protocolos etc.
P: ¿Qué metas le quedan por cumplir?
La pandemia ha paralizado o ralentizado muchos de los proyectos que me gustaría desarrollar. La mejora de los sistemas de información y equiparar los puestos de trabajo de SP respecto a la sanidad asistencial, es una asignatura pendiente. Actualmente la plantilla que tenemos tiene un alto grado de temporalidad y una edad media elevada. Esto afecta negativamente al compromiso con la organización en algunos casos, y dificulta encontrar a personas dispuestas a incorporarse. Este problema múltiple tiene una solución común: la estatutarización de todo el personal de salud pública. En este tema estoy poniendo todo mi empeño. Hemos logrado ampliar la plantilla con la incorporación de 157 nuevos efectivos (muchos veterinarios), aunque siguen siendo insuficientes. Tenemos pendientes temas trascendentales para la profesión que hasta ahora no se han abordado como nos hubiese gustado. Por ejemplo, una remuneración específica de aquellos puestos de trabajo de veterinario con características particulares de especial penosidad, como la nocturnidad, la turnicidad o festividad a través de la presentación de un decreto de horarios especiales. También la regulación de las guardias localizadas para atender posibles alertas alimentarias, alarmas de cualquier tipo o necesidades urgentes que afectan, sobre todo, a la seguridad alimentaria. No nos podemos olvidar que la estructura actual de la profesión sigue, todavía hoy, regulada por un decreto del año 1988.
A pesar de no tener competencias en recursos humanos, quiero impulsar la actualización de las normas que afectan a la profesión veterinaria en el ámbito de la Salud Pública.