El oso pardo del Cantábrico ya no está en peligro. Mejor dicho: no está en tanto peligro de extinción como llegó a estarlo hace unas décadas, cuando su población en la Península Ibérica había quedado reducida a la mínima expresión y se temió que la especie más mítica y con mayores resonancias históricas de nuestro país pudiera llegar a desaparecer.