El CVCV valora los cambios de las enmiendas de Les Corts, como la identificación de gatos y hurones, pero advierte que el éxito de la norma dependerá de los municipios y los titulares
El 23 de febrero, el pleno de Les Corts aprobó la Ley de protección, bienestar y tenencia de animales de compañía y otras medidas de bienestar animal. Al cierre de este boletín, el DOGV aún no había publicado la norma, un hecho que se esperaba desde el Consell Valencià de Col.legis Veterinaris (CVCV) para así convocar una jornada aclaratoria al respecto. Concluía así un largo proceso de tramitación que se inició al final de la pasada legislatura. La sensación que queda en el órgano colegial, a falta de conocer el texto final, podría calificarse de agridulce. Formalmente, hay cierta satisfacción porque durante el periodo de enmiendas se han atendido bastantes de las reivindicaciones planteadas, como extender la identificación obligatoria también a los gatos y hurones, y porque la ley es “ambiciosa” en términos de mejora del bienestar de los animales de compañía, ahora considerados seres “sintientes”. Pero también se considera que el éxito de la norma dependerá del compromiso y medios materiales de los ayuntamientos -a los que se les confiere nuevas obligaciones en el ejercicio de sus competencias- así como de los responsables de tales animales.
“Se ha hecho un gran esfuerzo de debate y consenso, en el que el CVCV ha participado intensamente. El resultado es una ley que no será del gusto de nadie –tampoco nuestra-, que exigirá la asunción de más responsabilidades por parte de los propietarios y de los municipios –ambos tendrán mayores obligaciones- y que requerirá movilizar más recursos. De todo ello dependerá que sea realmente un avance”, insiste en señalar su presidenta, Inmaculada Ibor
Gatos y hurones
Finalmente, pese a no incluirse en el proyecto que llegó a Les Corts, la ley ampliará la obligatoriedad de identificar con microchip a los gatos y a los hurones domésticos (hoy se exige a perros, équidos, animales peligrosos y especies invasoras). Una reivindicación que sostuvo sin éxito el CVCV en las diversas alegaciones presentadas a los anteproyectos y que finalmente sí se ha atendido. En todo momento se mantuvo que tal medida era indispensable para tener éxito en la lucha contra el abandono, en la persecución del maltrato animal incluso, desde el punto de vista de la salud pública, para disponer de censos reales con los que controlar las zoonosis o enfermedades emergentes de estas especies.
Obligación para el responsable
El CVCV se felicita, además, porque la obligación de identificar o de esterilizar quede definida como un precepto que recae sobre el responsable del animal. En este sentido, celebra que se
haya corregido el articulado que, de manera indirecta, forzaba a los veterinarios a denunciar a las personas que no hubieran cumplido con tales responsabilidades.
De igual manera, también se han limitado –como defendía el CVCV- las condiciones en las que estos animales, forzadamente, tenían que ser esterilizados. En el texto tal posibilidad se circunscribe a casos en los que no se pueda “ejercer un control reproductivo” y se tendrá en cuenta el criterio del veterinario cuando no sea recomendable esta intervención.
Esterilización
La esterilización –como método para el control poblacional- sí será una práctica obligada para todos los integrantes de las colonias felinas pero también para los animales abandonados que sean acogidos en las protectoras, que deberán ser intervenidos y desparasitados siempre antes de, en su caso, ser dados en adopción.
Veterinarios municipales
Este hecho, la obligación de redactar planes de gestión de estas colonias, de justificar técnicamente los métodos de control de ciertos animales nocivos, de disponer de un servicio de atención permanente para posibles enfermedades o atropeyos de animales abandonados o errantes… y en general la necesidad de diseñar políticas que sepan armonizar la convivencia vecinal con el bienestar y protección de los animales obliga a pensar, a juicio del CVCV, que muchos ayuntamientos tendrán que contratar veterinarios municipales y/o a establecer acuerdos de colaboración con clínicas locales.
Algo que ya se contempló con la bolsa de trabajo creada a consecuencia de un convenio suscrito en 2021 entre la Federación Valenciana de Municipios y Provincias y el propio CVCV.
Faltan reglamentos
La norma, además de mayores dotaciones por parte de la Conselleria de Agricultura o de la generación de nuevos ingresos para los ayuntamientos (se habla de convenios con las diputaciones y se habilita, de hecho, a los consistorios para aprobar nuevas tasas imponibles a los responsables de los animales domésticos), requerirá de un gran desarrollo reglamentario porterior.
El CVCV, de hecho, ha localizado hasta 17 procedimientos, trámites o requisitos burocráticos, algunos de ellos especialmente relevantes, que no se han concretado y que remiten a lo que posteriormente se regulará.
La “complicada” aplicación de la eutanasia
El CVCV defendió una redacción del articulado referido a la eutanasia en la ley ahora aprobada que garantizase el bienestar y cuyo cumplimiento se ajustase tanto a la deontología profesional como atendiendo a las posibilidades reales –con recursos limitados- de los responsables de los animales. Finalmente, la norma establece que la eutanasia únicamente se permitirá “cuando la enfermedad o lesión no tenga tratamiento (…) o cuando el tratamiento no evite la agonía o el sufrimiento crónico incapacitante para la vida del animal”.
“Es evidente que para esta cuestión y para las otras nuevas exigencias que esta ley promueve debemos contar con un compromiso extra, con una mayor concienciación por parte de los responsables de los animales. Pero esta redacción provocará un problema grave para los veterinarios, que se verán sometidos a una fuerte presión por parte de los titulares de los animales que se encuentren en esta difícil situación. Pretendiendo evitarlo, este artículo puede desembocar en abandono y/o mayor sufrimiento para el animal”, concluye Ibor.
Perros de caza y tiendas
La ley valenciana se ha aprobado antes que la nacional, que aún debe pasar por el Senado. Durante los últimos meses la tramitación de ambas ha sido simultánea, lo que ha generado no pocas confusiones. Dos de las cuestiones que más han focalizado el interés han sido el tratamiento de los perros de caza (y con otras tareas) y la regulación de las tiendas de animales. Pues bien, en cuanto a lo primero la norma valenciana sí afectará -con algunos matices- a estos animales pues también son considerados como de compañía. No así en la nacional, en cuyo texto salido del Congreso han sido excluidos los perros de caza en virtud de una enmienda del PSOE, que Podemos acabó por aceptar. En cuanto a las tiendas de animales, la norma nacional plantea la “prohibición de la comercialización de animales de compañía en tiendas, así como su exhibición y exposición con fines comerciales” .
Teniendo en cuenta que las competencias en materia de bienestar animal están transferidas a las autonomías, todo indica que acabará por prevalecer en ambos casos la norma autonómica. Con todo, el texto salido del Congreso matiza que el tratamiento de los perros de caza se ajustará a lo que prescriba la normativa autonómica.
La ley valenciana considera a estos animales (a los pastores, policía, lazarillos...) como de compañía pero excluye de un posible caso de maltrato aquellas lesiones que puedan sufrir en el ejercicio de sus tareas. También regula la cría y establece requisitos de los criaderos así como de las tiendas de animales y ambos deberán estar registrados como núcleos zoológicos. Como la nacional, prohíbe que los animales en venta se puedan exhibir al público.
Listado positivo
El texto que tramita el Senado prohíbe las tiendas y plantea un listado positivo de animales que serán los que se considerarán de compañía y se podrán tener o adquirir. Un comité científico determinará en el futuro cuáles son y excluirá algunos por cuestiones de salud pública, seguridad ciudadana, especies invasoras... Sólo los animales de este listado se podrán comprar en criaderos autorizados.