Un equipo de investigación integrado por miembros del Grupo de Investigación en Sanidad Animal y Zoonosis (GISAZ) de la Universidad de Córdoba (UCO) recomienda, en un artículo publicado en la revista Biological Conservation, que los recintos vallados en los que se depositan subproductos de animales abatidos, los denominados comederos de aves necrófagas o muladares, se adapten para impedir el acceso de los linces ibéricos ya que allí existen subproductos de origen animal no aptos para consumo humano (SANDACH) que, eventualmente, podrían tener patógenos que se transmitan a través de su consumo, algunos de los cuales ya han sido asociados a casos de mortalidad en esta especie en peligro de extinción.